El paciente, de 73 años y que ha estado 55 días hospitalizado después de sufrir un accidente de tráfico, ha recibido el alta y tiene buen estado de salud
Profesionales del Hospital Regional de Málaga (antiguo Carlos Haya) han salvado la vida a Francisco Camacho Pascual, de 73 años, un paciente con una rotura cardiaca de gravedad provocada por un accidente de tráfico. Es algo único en el mundo, han explicado desde el hospital. Salvo otro hecho con una evolución semejante por caída desde gran altura ocurrido en 2016 en Galveston (Texas, EE UU), no se tiene constancia de casos similares y, de haberse producido, no se han publicado en revistas científicas.
El enfermo llegó en estado crítico al antiguo Carlos Haya tras sufrir un grave accidente de tráfico donde, tras una primera atención por los profesionales del servicio de urgencias en colaboración con radiología y cardiología, fue estabilizado. Tras confirmarse la existencia de un gran orificio de cinco centímetros en la pared derecha del corazón, fue trasladado a la unidad de cardiacos agudos de la unidad de cuidados intensivos (UCI) en un estado muy crítico, con altas probabilidades de no superar la situación o quedarse con graves secuelas.
Operación a vida o muerte
Después de la estabilización hemodinámica, los profesionales de la UCI comprobaron, mediante la realización de una nueva ecocardiografia transesofágica, que la rotura cardiaca no estaba contenida y que la vida del enfermo corría peligro inminente, motivo por el que fue trasladado de manera urgente a quirófano. La situación era aún más crítica porque el paciente había sido sometido a una cirugía previa en la que se le había extirpado el pericardio, la membrana que rodea al corazón para protegerlo, lo que eleva el riesgo de una complicación grave durante el inicio de la operación, explica el cirujano cardiovascular José Francisco Valderrama.
El equipo, compuesto por dos cirujanos cardiovasculares, un residente de esta especialidad, un anestesista, tres enfermeras, una TCAE y un perfusionista, trabajó con la prioridad de conectar de forma inmediata al paciente a una máquina corazón-pulmón o bomba de cirugía extracorpórea (CEC). Gracias a este primer paso, indispensable para la cirugía, los cirujanos lograron vaciar el corazón de sangre antes de abrir el esternón, con lo que se evitó que el paciente falleciera por exanguinación.
«Tras despegar las adherencias de una cirugía previa, localizamos el defecto cardiaco y conseguimos repararlo suturando un parche de pericardio bovino a las paredes del ventrículo», dice Valderrama.
Y añade que esto se hizo con el corazón latiendo y sobre una pared ventricular extremadamente frágil. «Finalmente, tras realizar una correcta hemostasia, se desconectó al paciente de la máquina de circulación extracorpórea y se cerró el tórax. Cuando terminó la cirugía los celadores junto al resto del equipo médico y de enfermería, trasladaron al paciente a la UCI donde continuó su recuperación tras la cirugía», indica el doctor Valderrama.
Respiración y musculatura
El médico intensivista José Andrés Arboleda subraya que durante la estancia de 40 días en UCI, Francisco Camacho estuvo monitorizado «para mejorar la función de un corazón derecho recién reparado y mantenerlo estable tras la intervención. Una vez estabilizado y mejorada la función del corazón, comenzó el periodo de despertar, recuperación y rehabilitación con ayuda de los rehabilitadores, hasta conseguir que el enfermo volviera a respirar de forma normal y mejorara su fuerza muscular, lo que permitió la desconexión de la ventilación mecánica.
Cuando estuvo en condiciones óptimas, Francisco Camacho pasó a planta donde, según señala el jefe del servicio de cirugía cardiovascular, Fernando Calleja, un equipo de cirujanos cardiovasculares, enfermeras de planta y técnicos de cuidados de enfermería velaron por la buena evolución del paciente hasta su alta domiciliaria.
La rotura de una de las cavidades del corazón se puede producir por varios motivos. Algunas veces puede ocurrir por enfermedades como el infarto de miocardio o la miocarditis aguda. Otras pueden ser consecuencia de una complicación en cirugía cardiaca o por heridas causadas por arma blanca o arma de fuego. Finalmente, puede ser consecuencia de un traumatismo cerrado sobre el esternón, como es la realización de un masaje cardiaco en la resucitación cardiopulmonar, una caída desde gran altura o, como este caso, por un accidente de tráfico, que es lo más frecuente.