Omentoplastia: una vieja conocida al rescate en las infecciones de dispositivos de asistencia ventricular

Estudio retrospectivo unicéntrico, en el que se valora la utilidad de la omentoplastia en pacientes con infección de dispositivo asistencia ventricular izquierda.

La insuficiencia cardiaca (IC) es una enfermedad de elevada prevalencia a nivel mundial (1-2% en países desarrollados). En muchas ocasiones, a pesar del tratamiento médico adecuado, estos pacientes presentan un deterioro clínico progresivo que les conduce a una fase avanzada y terminal con reingresos frecuentes y afectación de la calidad de vida. En estos casos, el tratamiento ideal es el trasplante cardiaco (TC), limitado por el número de donantes y las comorbilidades de estos pacientes, que pueden ser una contraindicación para este procedimiento. Los dispositivos de asistencia de larga duración (AVLD) constituyen una opción para este tipo de pacientes, bien como terapia puente a trasplante (hasta que se resuelva una contraindicación potencialmente reversible) o como terapia de destino en pacientes no candidatos a TC. De las complicaciones que presentan estos dispositivos, las infecciosas y las hematológicas son las más frecuentes. En cuanto a las infecciones se refiere, suelen ser similares a las de cualquier otra cirugía cardiaca, siendo habituales las infecciones de las cánulas que salen a través de la piel en las asistencias paracorpóreas y del cable de conducción o driveline en las intracorpóreas. A pesar de que se ha objetivado una tendencia hacia la reducción de las infecciones con los dispositivos de última generación, el hándicap se encuentra en que una vez que se producen, su erradicación es muy difícil, requiriendo normalmente antibioterapia prolongada (muchas veces endovenosa) y, en ocasiones, la extracción del sistema para el control de la misma, suponiendo un deterioro de la calidad de vida de los pacientes afectados.

La omentoplastia es una técnica quirúrgica ampliamente conocida y extendida a varios campos. Consiste en utilizar el epiplón u omento por las propiedades inherentes a este tejido, rico en vasos sanguíneos y linfáticos, con amplia versatilidad para ser movilizado y con capacidad para adherirse a otros tejidos, permitiendo así el desplazamiento de porciones de dicho tejido a distintas zonas del cuerpo poco vascularizadas, ayudando al control de la infección. Su aplicación en casos de mediastinitis ha sido probada, sobre todo cuando la infección es difícil de erradicar y tampoco es factible la realización de una mioplastia con utilización de los músculos pectorales (por ejemplo, desnutrición o escasa masa muscular).

Este artículo describe un estudio retrospectivo de un único centro, en el que se revisó un amplio número de pacientes con asistencia ventricular izquierda, seleccionando aquellos en los que tuvo lugar una infección del dispositivo entre los años 2011-2023. El objetivo del estudio es valorar la utilidad de la omentoplastia como terapia adyuvante al tratamiento convencional (antibioterapia y realización de desbridamiento) en este tipo de infecciones.

Se revisaron 515 pacientes con implante de asistencia ventricular izquierda, identificándose 37 pacientes que desarrollaron infección del dispositivo. Estos pacientes se agruparon en dos grupos en función del tratamiento recibido. En uno de los grupos (Grupo A, n = 15) se realizó el tratamiento convencional consistente en limpieza y desbridamiento, utilización de antibioterapia por vía endovenosa y mediante perlas antibióticas aplicadas localmente, y terapia de presión negativa (VAC). En el otro grupo (Grupo B, n = 18) además de la terapia convencional, los pacientes fueron sometidos a omentoplastia (OMP). Se realizó un estudio comparativo entre ambos grupos, incluyendo características clínicas, agente infeccioso, hospitalización secundaria a la recurrencia infecciosa y supervivencia a 2 años.

Todos los pacientes del estudio recibieron antibioterapia endovenosa, iniciada previamente a cualquier otra medida. En los pacientes del grupo A (sin OMP), la antibioterapia se mantuvo de forma indefinida. En los pacientes del grupo B (OMP), la antibioterapia por vía endovenosa se mantuvo 6 semanas tras la OMP, con posibilidad de desescalarla posteriormente a terapia oral en función de evolución. La limpieza y desbridamiento quirúrgico consistieron en la realización de una incisión subcostal para la exposición de las zonas de la bomba, driveline o injerto de salida infectados. Se procedió al lavado e irrigación antibiótica, depósito de perlas antibióticas y posterior cierre con colocación de VAC. Este procedimiento se repitió hasta comprobar una ausencia de contaminación grosera y descartar la presencia de infección residual mediante estudios microbiológicos. Posteriormente, en los pacientes del grupo B se realizó la omentoplastia según técnica habitual posicionando una porción del omento a nivel subesternal, sobre el driveline de salida a piel.

Los resultados del estudio mostraron similitud entre ambos grupos del estudio (edad, sexo, índice masa corporal o IMC, tipo de cardiomiopatía), salvo la presencia de mayor uso de dispositivos HeartMate 3® (HM3®, frente a HeartMate II®) implantados en grupo B, en relación con los avances tecnológicos que tuvieron lugar a medida que transcurrió el tiempo del estudio. La tasa de pacientes diabéticos, con insuficiencia renal crónica y afectación del driveline (factores de riesgo), fueron similares en ambos grupos. Los dispositivos de última generación HM3®, como está descrito en otros estudios, muestran una tendencia a presentar menos infecciones que sus antecesores. El germen más frecuente en ambos grupos fue Staphylococcus aureus, siendo la Pseudomonas aeruginosa en segundo lugar; presentando esta última mayor tasa de mortalidad. El análisis estadístico de los datos objetivó que la omentoplastia presentaba un claro impacto positivo en la evolución de los pacientes. En términos de supervivencia a dos años, los pacientes del Grupo B (con OMP) tuvieron una supervivencia significativamente mayor que los del Grupo A (sin OMP) siendo 77% vs. 7%. Asimismo, las tasas de reingreso por infección en estos pacientes, como era de esperar, fueron menores (0.18 vs. 0.24 ingresos/paciente-año). Además, se objetivó que esta tasa fue menor en aquellos pacientes a los que se le realizaba la OMP en un tiempo <60 días tras identificar la infección. De los pacientes a los que se les realizó la OMP, el 78% pudieron suspender los antibióticos vía endovenosa. Esto contrastó con el grupo que recibió tratamiento estándar, en el que todos los pacientes necesitaron antibioterapia endovenosa de manera indefinida. Cabe destacar que el tipo de infecciones tratadas en este estudio se limitaron únicamente a la región de mediastino inferior, aunque sí se objetivó que la cobertura del injerto de flujo de salida contribuyó a prevenir la extensión de la infección hacia el mediastino superior.

COMENTARIO:

La complejidad de las infecciones en pacientes con asistencias circulatorias se relaciona con la dificultad para erradicar la infección requiriendo, en ocasiones, la retirada del dispositivo para el control de la misma. Esto conlleva además de un gasto económico no desdeñable, un deterioro de la calidad de vida de estos pacientes, así como un aumento de la mortalidad. Si bien, este estudio presenta ciertas limitaciones (estudio de un único centro, no aleatorizado, ausencia de resultados a largo plazo) su interés reside en ser el estudio hasta la fecha con mayor experiencia y número de pacientes, mostrando unos resultados alentadores que invitan a considerar la omentoplastia como una terapia añadida en el control de las infecciones de AVLD.

REFERENCIA:

El Banayosy AM, George S, Vanhooser DW, Setiadi H, Freno DR, Bell MT, et al; Long JW. Omentoplasty for ventricular assist device infections: Encouraging outcomes. JHLT Open. 2025 Apr 4;8:100264. doi: 10.1016/j.jhlto.2025.100264.

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