Más allá del bisturí: Balance entre cirugía y tratamiento conservador en prótesis vasculares torácicas infectadas

Estudio observacional prospectivo (VASGRA) con análisis retrospectivo que recoge la experiencia de un centro terciario suizo en el tratamiento de infecciones de prótesis vasculares torácicas.

El trabajo que hoy nos ocupa expone los resultados de los pacientes sometidos a reintervención quirúrgica frente a aquellos manejados de forma conservadora mediante tratamiento antibiótico exclusivo o combinado con desbridamiento en pacientes con conductos vasculares torácicos infectadas.

De 66 pacientes diagnosticados de infección de prótesis vascular torácica, 44 recibieron tratamiento conservador: 28 (63,6%) solo con antibióticos y 16 (36,3%) con antibióticos más desbridamiento selectivo (reesternotomía con irrigación ± terapia de presión negativa). La mediana de edad fue de 64,6 años, el 75% eran varones y el 63,6% presentaban infección tardía (>4 meses desde la cirugía). El antecedente quirúrgico más frecuente fue la reparación por disección tipo A (54,5%). Los patógenos más aislados fueron Streptococcus spp. (27,3%) y Staphylococcus spp. (24,9%) en el grupo manejado de forma conservadora.

El diagnóstico se realizó aplicando criterios MAGIC para infección de prótesis vascular y Duke-ISCVID 2023 para endocarditis, con una evaluación diagnóstica que incluyó pruebas microbiológicas, marcadores inflamatorios, ecocardiografía, tomografía computarizada y 18-FDG PET/TC. Las decisiones terapéuticas se adoptaron en el contexto del grupo multidisciplinar de manejo de infecciones cardiovasculares, con reuniones semanales para reevaluar la evolución clínica y radiológica.

Todos los pacientes recibieron antibioterapia dirigida según guías de práctica clínica y resultados de los análisis de microbiología, con una mediana de duración de 7 meses (rango intercuartílico 6–18 meses). La suspensión del tratamiento se decidió de forma individualizada, combinando en la decisión aspectos como la normalización clínica, la resolución de alteraciones analíticas y la desaparición de la captación patológica en PET/TC. Aquellos con persistencia de captación recibieron terapia supresora crónica. El seguimiento incluyó revisiones clínicas, analíticas y de imagen periódicas.

En el grupo de manejo conservador, la mortalidad hospitalaria fue del 2,2% (1/44) y la supervivencia acumulada a 4 años alcanzó el 76,9%. La curación clínica sin signos de infección se obtuvo en el 70,4% de los pacientes, mientras que el 25% requirió supresión antimicrobiana indefinida. No se documentaron recaídas; solo se notificó una reinfección por E. coli a los 19 meses. La mortalidad en el seguimiento fue del 18%. Cinco pacientes requirieron reintervenciones no programadas, incluidas dos cirugías tardías tras periodos prolongados de control.

El grupo de manejo quirúrgico con reintervención presentó una mortalidad intrahospitalaria del 13,6% y una mortalidad en el seguimiento del 23%, con una supervivencia estimada a 4 años del 76,9%.

Los autores concluyen que, en pacientes seleccionados, inoperables o con excelente respuesta inicial, el tratamiento conservador basado en antibióticos prolongados ± desbridamiento selectivo, guiado por pruebas de imagen avanzada, puede ofrecer tasas aceptables de control y supervivencia a medio plazo. Aunque no sustituye a la cirugía cuando es factible, constituye una opción viable en contextos de alto riesgo quirúrgico.

COMENTARIO:

Esta serie prospectiva es una de las más amplias y con mayor seguimiento publicadas sobre tratamiento conservador de infecciones de prótesis vasculares torácicas. Su principal fortaleza radica en el uso sistemático del radiotrazador 18-FDG PET/TC como herramienta para guiar la respuesta terapéutica y decidir la suspensión de antibióticos, aportando un criterio objetivo y reproducible de valoración de la evolución del cuadro infeccioso.

El perfil de pacientes que más se beneficia de esta estrategia incluye infecciones por patógenos de menor virulencia, con predominio de infecciones estreptocócicas y cuadros agudos con biofilm inmaduro, lo que pudo facilitar su erradicación antibiótica y favorecer la elección de un abordaje no quirúrgico. Además, el grupo tratado de forma conservadora presentaba un índice de Charlson más elevado y una mayor carga de comorbilidades, así como infecciones más complejas, circunstancias que con frecuencia conducen a una contraindicación quirúrgica formal o a un rechazo informado del paciente. Aunque los principales motivos para optar por el manejo conservador fueron la inoperabilidad por alto riesgo quirúrgico y la toma de una decisión clínica consensuada, en muchos casos también se constató una buena respuesta al tratamiento médico durante el seguimiento, aspecto en el que el PET/TC desempeñó un papel clave.

La combinación de un equipo multidisciplinar con monitorización avanzada permitió ajustar la duración y modalidad del tratamiento, evitando terapias antibióticas indefinidas innecesarias. La baja mortalidad hospitalaria y la ausencia de recaídas probablemente reflejan una cuidadosa selección de pacientes.

No obstante, se trata de un estudio de un único centro de alta especialización, con posible sesgo de selección y sin un grupo comparador quirúrgico equivalente. La aplicabilidad de estos resultados a entornos sin experiencia similar o sin acceso habitual a PET/TC puede ser limitada.

En un contexto en el que las guías de práctica clínica continúan señalando la cirugía radical como tratamiento de referencia, este trabajo ofrece una visión clínica y real para un subgrupo creciente de pacientes que, por sus características y tipo de infección, no alcanzan el quirófano. Más que una estrategia de “resignación terapéutica”, el manejo conservador guiado por imagen puede entenderse como una alternativa planificada y protocolizada. En determinados casos, esta aproximación puede traducirse en un control clínico de la infección adecuado y con un pronóstico aceptable, siempre dentro de un marco de cuidadosa selección del perfil del paciente y de seguimiento estrecho.

REFERENCIA:

Van Hemelrijck M, Sromicki J, Risteski P, Boulos R, Buechel RR, Frank M, et al.; VASGRA Cohort. Outcomes of conservative treatment for thoracic vascular graft infections. Eur J Cardiothorac Surg. 2025 Jun 3;67(6):ezaf171. doi: 10.1093/ejcts/ezaf171.

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