David Bennett recibió el trasplante el 7 de enero. Su salud empezó a deteriorarse hace varios días, según el comunicado del hospital.
La condición de Bennett, que se decantó por el corazón animal por tener una enfermedad cardíaca terminal, se fue deteriorando en los días previos a su muerte. Sin embargo, desde el hospital no han podido confirmar si el motivo de su fallecimiento fue por rechazo al corazón porcino. «No se dio una causa obvia identificada en el momento de su muerte», señaló un portavoz del hospital.
El centro someterá al paciente a numerosos exámenes antes de determinar y publicar la causa, un duro golpe para todo el equipo médico involucrado en una cirugía llevada a cabo en enero. El doctor Bartley Griffith, el cirujano jefe a cargo de la intervención, se mostró «devastado» por la noticia. «Demostró ser un paciente valiente y noble que luchó hasta el final», señaló.
En su momento Bennett dejó claro que no le quedaba otra salida. «Era o morirse o someterse a esta intervención», afirmó en un comunicado antes de operarse. «Quiero vivir. Sé que es un tiro a ciegas, pero es mi última posibilidad». Griffith, por su parte, recuerda a la perfección la conversación previa con el paciente. «Le dije: ‘No te podemos dar un corazón humano, no calificas. Pero quizá podemos usar uno de un animal, un cerdo'», afirmó. «Nunca he hecho esto antes, pero creemos que lo podemos hacer». Bennett replicó con un chiste. «¿Me pondré a gruñir después?».
Durante los meses previos estuvo postrado en una cama, hospitalizado por una arritmia y conectado a una máquina para seguir con vida. Hasta que surgió la posibilidad de usar el órgano de cerdo genéticamente modificado para prolongar su vida.
La Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) dio un permiso de emergencia para la operación a través de una cláusula «de compasión» el último día del año. Una semana más tarde, el 7 de enero, los cirujanos de la Universidad de Maryland extrajeron el corazón del animal y lo metieron en una caja diseñada para mantenerlo «viable, sano y a la temperatura adecuada», según indicó a este diario Dewey Steadman, ejecutivo y portavoz de United Therapeutics, propietarios de los laboratorios Revivicor que criaron al cerdo usado para la operación.
El xenotransplante -células, tejidos u órganos trasplantados de una especie a otra- se ha convertido en una vía de esperanza para miles de personas en Estados Unidos. La lista de espera en la actualidad supera las 100.000 personas pese a los 41.354 trasplantes realizados el año pasado. Alrededor de 17 personas pierden la vida cada día a nivel nacional esperando por un órgano.