Revuelta Soba: «El xenotrasplante a David Bennett ha supuesto un gran paso de la Ciencia»

Cuando se conozca la causa de la muerte del paciente trasplantado podrá analizarse debidamente qué debe corregirse o eliminarse en el próximo xenotrasplante.

Tras dos meses viviendo gracias al corazón de un cerdo, David Bennett de 57 años, falleció por causa aún no determinada. La comunidad científica mundial acogió este primer xenotrasplante con la lógica incertidumbre y respeto, debido al importante bagaje científico acumulado, durante varias décadas, por diversos grupos de investigación que aportaron avances relevantes en ingeniería genética y farmacología para el control del rechazo del órgano trasplantado. Los resultados experimentales aún no permiten prever que pueda frenarse eficazmente la potente respuesta inmunológica humana ante una provocación tan aparatosa -la presencia en el tórax humano de un corazón porcino latiendo-. 
Hace más de medio siglo, los primeros trasplantes cardiacos no consiguieron mejores supervivencias. El primer trasplante realizado por Christiaann Barnard a Louis Washkansky, paciente de 54 años, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), sobrevivió 18 días. Adrian Kantrowitz, en Nueva York, trasplantó a un lactante con una cardiopatía congénita, incompatible con la vida, que falleció horas después de la operación. El verdadero artífice de la técnica quirúrgica convencional del trasplante cardiaco, Norman Shumway, llevó a cabo, en Palo Alto, California (EE.UU.), el tercer intento a nivel mundial, pero su paciente sobrevivió solo 2 semanas. Entre 1969 y 1970, se realizaron 102 trasplantes de corazón, por 64 equipos quirúrgicos de 24 países, con resultados muy insatisfactorios. Fracaso tras fracaso, fue aminorando el entusiasmo inicial, como reflejan las estadísticas históricas, de forma que en 1971 únicamente se realizaron 10 trasplantes de corazón en el mundo.

Bennett con su familia. De terceros

Gracias a la investigación traslacional, constante trabajo, aportaciones clínicas de diagnóstico y tratamiento del rechazo por parte de tres instituciones de Estados Unidos y Francia, pero, fundamentalmente, al descubrimiento de la Ciclosporina A, en un laboratorio suizo, se logró controlar el rechazo del corazón donante, causa de la mayoría de fracasos en aquellos primeros años. A partir de entonces, todo cambió, abriendo las puertas al éxito clínico de los trasplantes de órganos y tejidos humanos.

 

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