Necrológica. Dr. Raúl Burgos Lázaro (1950-2021)

Pocas cosas hay tan tristes como tener que escribir la necrológica en memoria de un ser querido, ya sea un familiar o un amigo entrañable, y especialmente cuando la ausencia se produce inesperada y repentinamente. Ya nuestros más antiguos antepasados acostumbraban a despedir con una oración fúnebre a las personalidades ilustres. Los egipcios dedicaban alabanzas al difunto antes de darle sepultura. Similar comportamiento tenían los griegos. Fue tan aceptado y asumido por el pueblo, según Plutarco, que desde entonces quedó entronizada la práctica de dedicar una oración fúnebre para despedir a las personalidades de sobresaliente mérito.

Raúl Burgos nació en La Rioja en junio de 1950. Hijo de padre veterinario, era el mayor de cuatro hermanos. Cursó el bachillerato en el colegio de los Hermanos Maristas en Burgos y la carrera de Medicina en Valladolid, con notas brillantes. Inició su andadura como médico durante unos meses en Valdecilla y después pasó por el Hospital 12 de Octubre en Cirugía Vascular, acabando la formación en Cirugía Cardiovascular y Torácica en la Clínica Puerta de Hierro.

Durante la estancia en el Hospital 12 de Octubre conoce a una joven enfermera, Asun, con la que se casaría en 1981. Su única hija, Natalia, nació un día antes del primer trasplante cardíaco de la Clínica Puerta de Hierro, como recordaba con frecuencia. Actualmente es especialista en Anestesia en el Hospital de la Paz, doctorada en la Universidad Autónoma.

En el ámbito personal a Raúl Burgos le atraía la Filosofía, la Historia de España, la Historia del Arte, especialmente la pintura y el cine negro.

En 1990 realizó su tesis doctoral “Monitorización continua del pH miocárdico durante la parada cardiaca isquémica. Estudio experimental” que recibió la calificación de Premio Extraordinario.

Tenía una sonrisa bondadosa, un hablar pausado y tranquilo que infundía tranquilidad a los pacientes frente a la inminente operación quirúrgica.

Fui testigo privilegiado de su profesionalidad desbordante- dentro de su sencilla apariencia y de su entrañable personalidad humana. Centraba su interés por los pacientes buscando solamente el aplauso callado de su conciencia, sin espera un aparatoso reconocimiento a su entregada labor como cirujano cardiovascular eminente.

Siempre recuerdo a Raúl Burgos entregado a la lectura, no sólo de temas profesionales médico-quirúrgicos, sino también literarios y culturales polifacéticos con una voracidad entusiasta.

Cuando a mi jubilación “heredó” mi despacho en el nuevo hospital de Majadahonda, despacho que yo mantenía asépticamente ordenado, y que en las contadas ocasiones que tuve oportunidad de visitarle, era difícil localizarle entre una pila de papeles de muy diversa índole que invadían todo el espacio, dejando tan sólo un pequeño hueco donde- semiescondido entre libros y legajos- estaba Raúl entregado a la lectura o escribiendo, con música de fondo. No
concibo recordarle de otra manera, siempre rodeado o portando libros o separatas de artículos científicos polivalentes.

Tenía una habilidad innata para estar presente en el momento oportuno en los acontecimientos más importantes que se producían en el Hospital. Por eso aparece reiteradamente formando parte de las fotografías que en el vestíbulo del nuevo Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, recuerda las hazañas quirúrgicas de la primitiva y auténtica Puerta de Hierro: primer trasplante cardiaco, primer corazón artificial, doble trasplante cardio-hepático, asistencias circulatorias y respiratorias y otras variadas técnicas de vanguardia.

Sus últimas producciones científicas revelan su enciclopédica polivalencia cultural. Como muestra sus artículos más recientes: “Juan Valverde de Amusco” y “Aristóteles creador de la filosofía de la ciencia y el método científico”. Tras haber conseguido su Doctorado con Premio Extraordinario, la docencia fue otra de sus vocaciones más ilusionantes. Logró ser Profesor Titular de Cirugía Cardiovascular tras opositar en la Universidad de Santiago de Compostela,
ejerciendo brillantemente su nuevo cargo en la Universidad Autónoma de Madrid. Pese a tener la Acreditación a Catedrático por la ANECA desde hacía varios años, la precariedad económica de los últimos tiempos impidió culminar su vocación con el máximo grado docente.

En el Departamento de Cirugía de la Universidad Autónoma de Madrid ocupó durante los últimos años el cargo de Secretario. Se jubiló muy recientemente con el reconocimiento como Profesor Emérito de la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.

Se nos ha ido un buen médico, ante todo un gran cirujano cardiovascular y una excelente persona. Ha practicado la Cirugía como el gran hilo conductor de su vida, realizando una labor científica y humanista con todo su cerebro y todo su corazón. Parangonando al gran William Osler, maestro de maestros en Medicina, podemos asegurar que deja una gran huella en su familia, sus amigos y sus compañeros. Descansa en paz, querido Raúl Burgos Lázaro.

 

Gabriel Téllez de Peralta
Catedrático Emérito de CCVyT. UAM
Académico de número de la Real Academia de Medicina de España