Registro español de trasplante cardiaco 2025: consolidación de la actividad y nuevos horizontes en la donación en asistolia

El Registro Español de Trasplante Cardíaco presenta los resultados de la actividad correspondiente al año 2024, analizando la evolución en el perfil de receptores y donantes, el uso de asistencias circulatorias y las tendencias de supervivencia en la última década.

El Registro Español de Trasplante Cardíaco, coordinado por la Sección de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante de la Sociedad Española de Cardiología, publica anualmente los datos más relevantes sobre la actividad trasplantadora en nuestro país. Este informe, correspondiente al año 2024, recoge información detallada sobre la epidemiología, las características clínicas y los resultados de todos los procedimientos realizados en los centros acreditados de España. Desde hace más de tres décadas, este registro constituye una referencia internacional por la exhaustividad y consistencia de sus datos, reflejando la madurez de un sistema que ha sabido mantener la excelencia técnica, la coordinación interhospitalaria y unos resultados de supervivencia sostenidos a lo largo del tiempo.

El informe de este año permite no solo valorar la evolución reciente del trasplante cardiaco, sino también identificar las nuevas líneas de desarrollo, entre las que destacan la donación en asistolia, la optimización de los criterios de distribución y el papel cada vez más relevante de las asistencias ventriculares como puente al trasplante.

Durante el año 2024 se realizaron 347 trasplantes cardíacos en España, lo que supone un incremento del 6,8 % respecto a 2023 y consolida la estabilidad de la actividad trasplantadora en la última década, que se mantiene en el rango de 300–350 procedimientos anuales. Desde 1984 se han llevado a cabo más de 10 300 trasplantes en el país, cifra que refleja la madurez y capacidad organizativa del sistema nacional.

El 32 % de los trasplantes se realizaron en receptores mayores de 60 años, y un 8,6 % correspondió a población pediátrica. El perfil del receptor se mantiene estable: 73 % varones y edad media de 49,6 años, con una tendencia progresiva al envejecimiento y mayor complejidad clínica.

Las reoperaciones suponen casi el 30 % de los casos, y el uso de soporte mecánico previo al trasplante continúa aumentando. En 2024, 43,2 % de los receptores fueron trasplantados con algún tipo de asistencia circulatoria, predominando los dispositivos de asistencia ventricular (26,8 %), seguidos de la ECMO (15 %) y el balón de contrapulsación (1,5 %). Además, dentro de los pacientes asistidos, la proporción de ECMO ha aumentado de forma progresiva en los últimos años, representando ya un tercio de todos los soportes. La indicación urgente alcanzó el 47 % de los procedimientos, frente al 41 % de 2023, lo que refleja el impacto del nuevo sistema de priorización introducido en 2023 y la mayor proporción de pacientes soportados con ECMO.

En cuanto al perfil del donante, se observa una edad media de 42,9 ± 15,4 años, con predominio masculino (69 %). Destaca la expansión progresiva de la donación en asistolia controlada (DCD), que alcanzó en 2024 101 trasplantes (29,1 %), frente al 2 % registrado en 2020. En el periodo 2020–2024, la DCD representa ya el 13,9 % de todos los injertos implantados en España. Esta tendencia consolida a nuestro país como uno de los referentes internacionales en la utilización de esta modalidad de donación.

Los tiempos de isquemia se han reducido de forma sostenida en la última década, aunque con un leve repunte en 2024. La generalización de la técnica bicava (86,7 %) y la optimización logística en la donación en asistolia han contribuido a mantener una excelente preservación del injerto.

La supervivencia al año alcanza el 85,2 % (media del trienio 2021–2023), y la supervivencia a cinco años se sitúa en 74,3 %, cifras que reflejan una mejora sostenida respecto a periodos previos y resultados equiparables o superiores a los de los principales registros internacionales. Las principales causas de mortalidad durante el primer año continúan siendo el fallo primario del injerto, la infección y el rechazo agudo, aunque con una tendencia descendente en las dos últimas.

Los autores concluyen que la actividad de trasplante cardíaco en España se mantiene estable en volumen y resultados, con una supervivencia a corto y medio plazo comparable a la de los registros internacionales. Resaltan la madurez del programa nacional, sustentada en una excelente coordinación entre los equipos de donación y trasplante, y destacan el crecimiento sostenido de la donación en asistolia controlada como una de las principales líneas de desarrollo para los próximos años. Asimismo, señalan la mayor complejidad del receptor actual, con un incremento de las reoperaciones y del uso de soporte mecánico previo, factores que reflejan la evolución natural de la práctica clínica y los retos futuros del trasplante en España.

COMENTARIO:

El Registro Español de Trasplante Cardíaco 2025 confirma la madurez y estabilidad del sistema nacional, reflejando una actividad que se mantiene firme tras una década de equilibrio en cifras, resultados y estructura organizativa. En un contexto internacional marcado por la variabilidad y la escasez de donantes, España sigue situándose entre los países con mayor tasa de trasplante por millón de habitantes y con resultados de supervivencia excelentes y sostenidos en el tiempo.

Comparado con los registros de hace una década, el panorama actual es muy distinto. El receptor tipo es más complejo, con mayor edad media, más cirugías previas y un uso creciente de asistencias ventriculares como puente al trasplante. Lo que antes era una excepción hoy es casi la norma: cerca del 30 % de los casos son reoperaciones y más del 40 % de los pacientes llegan al trasplante con algún tipo de soporte mecánico. Este cambio refleja tanto los avances tecnológicos como la capacidad de mantener con vida a pacientes en fallo cardiaco terminal hasta la llegada del órgano.

El uso de soporte mecánico previo al trasplante se recoge en el registro de forma global, aunque sin detallar el tipo ni la duración de cada dispositivo (por ejemplo, ECMO, LVAD, Impella o CentriMag). Precisamente en este punto se identifica un margen de mejora relevante: disponer de un análisis diferenciado de las asistencias de corta duración —en especial del Impella 5.5, cada vez más utilizado en el shock cardiogénico como puente o como estrategia de desescalada tras ECMO— permitiría interpretar con mayor precisión los resultados del trasplante.

Este dispositivo, capaz de generar hasta 5,5 L/min de gasto cardíaco efectivo, combina soporte prolongado con baja hemólisis y una menor tasa de complicaciones, lo que posibilita extubar al paciente, optimizar su recuperación pretrasplante y priorizarlo como urgencia 0B, mejorando previsiblemente los resultados globales. De hecho, actualmente se está desarrollando un estudio multicéntrico nacional que recopila los más de cien casos de Impella 5.5 implantados en España desde su introducción. Los resultados preliminares son prometedores y podrían aportar información clave para contextualizar las cifras de supervivencia observadas en el registro.

La donación en asistolia ha pasado de ser una iniciativa experimental a consolidarse como una fuente real y creciente de órganos, con resultados globales comparables a la donación en muerte encefálica. Este avance, fruto de la excelente coordinación entre la ONT y los equipos de trasplante, representa uno de los mayores logros recientes del sistema español y abre una vía prometedora para paliar la escasez de donantes. Aun así, la literatura internacional recuerda que la donación en asistolia no está exenta de desafíos clínicos. Diversos estudios describen una mayor incidencia de disfunción primaria del injerto —con frecuencia biventricular— atribuida a la isquemia caliente y al daño por reperfusión inherente al procedimiento. Sin embargo, las series contemporáneas muestran que la supervivencia a corto y medio plazo es comparable a la de los injertos procedentes de muerte encefálica, sin aumento en trastornos de conducción ni en complicaciones mayores. En España, empleamos la técnica de perfusión regional normotérmica toracoabdominal (TA-NRP, por sus siglas en inglés), que permite restablecer la circulación y la oxigenación del corazón in situ antes de la extracción, combinada con preservación en frío estático. Esta estrategia ha demostrado mejorar la recuperación miocárdica y reducir la incidencia de disfunción primaria del injerto, consolidando a nuestro país como uno de los líderes europeos en trasplante cardíaco con donación en asistolia controlada.

La supervivencia, que se mantiene en torno al 85 % al año y al 74 % a cinco años, sugiere que probablemente hemos alcanzado un techo fisiológico difícil de superar sin avances disruptivos en inmunosupresión, preservación o selección de candidatos. La cirugía del trasplante ha dejado de crecer en volumen, pero continúa perfeccionándose en precisión técnica y eficiencia organizativa.

El trasplante cardíaco español se apoya hoy en tres pilares: una logística impecable, equipos quirúrgicos experimentados y una red de coordinación ejemplar que mantiene viva una cultura de trabajo colectivo. Sin embargo, los retos de los próximos años no serán tanto técnicos como estructurales: optimizar la distribución de órganos, reducir la futilidad en receptores de alto riesgo y mantener la equidad en un contexto de creciente complejidad y recursos limitados.

Al revisar la evolución de los registros, resulta evidente que el trasplante en España ha pasado de ser una proeza médica a convertirse en una realidad sostenida, pero no por ello menos admirable. Cada caso sigue representando un equilibrio entre ciencia, coordinación y generosidad. Quizá hayamos alcanzado un punto de madurez en los resultados, pero no en la ambición. La donación en asistolia, los dispositivos de asistencia ventricular de última generación, los nuevos criterios de distribución y la expansión de los programas de soporte circulatorio marcan el camino hacia un futuro en el que cada órgano disponible ofrezca la mejor oportunidad posible.

En definitiva, el registro de 2025 no solo reafirma la excelencia del modelo español, sino también la necesidad de seguir adaptándolo. Porque cada trasplante continúa siendo, más allá de los porcentajes, un acto de precisión, confianza y esperanza compartida.

REFERENCIA:

González-Vílchez F, Almenar-Bonet L, Gómez-Bueno M, Crespo-Leiro MG, Cobo-Belaustegui M, Crespín-Crespín M, et al. Spanish heart transplant registry. 36th official report of the Heart Failure Association of the Spanish Society of Cardiology. Rev Esp Cardiol (Engl Ed). 2025 Oct;78(10):906-915. English, Spanish. doi: 10.1016/j.rec.2025.04.011.

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